Una nueva manera de mirar el paisaje de Foz do Arelho, Portugal, fue diseñado por Nádia Schilling. El proyecto, que tuvo como objetivo principal dar inicio a la rehabilitación de los acantilados y el sistema de dunas, y la transformación de una zona degradada - utilizada como estacionamiento durante décadas, independientemente de su carácter y aspectos ecológicos - creando nuevos espacios que permiten una relación diferente con su entorno y tratando de preservar sus valores intrínsecos. Los elementos naturales han ganado una mayor expresión, mientras que se invita al visitante a disfrutar de un paisaje de gran valor escénico y dramático.
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Los acantilados y los sistemas dunares son espacios de un enorme valor y sensibilidad ecológica. Éstas zonas se caracterizan por estar sujetas a una erosión natural causada por el mar y por el viento. Lo que hemos descubierto en los últimos años es que esta erosión se aceleró en gran medida por el mal uso de estas áreas. El acceso a los vehículos, su uso como estacionamiento, la devastación de su vegetación característica, entre otros factores, ha dado lugar a su destrucción y fragmentación progresiva, creando riesgos para la seguridad de las personas que utilizan estos espacios. Para un observador atento, estaba claro que existían estos problemas y que era necesario adoptar medidas urgentes.
Antes de proceder con una propuesta, un estudio ha sido desarrollado por la Universidad de Lisboa, encargado por el Ayuntamiento de Caldas da Rainha, que definió después de las pruebas en el lugar, una serie de riesgos. Se basa sólo en esa información, junto con un estudio de todas las limitaciones, que se desarrolló para un proyecto.
La idea principal era conectar los principales lugares de interés a través de una pasarela de madera-elevada. Esta estructura ha identificado las vías que se pueden utilizar de manera segura y que funciona, simultáneamente, como un obstáculo para el acceso a las zonas más sensibles. El otro aspecto de esta solución consistió en una preocupación ecológica que llevó a la erradicación de los autos, como un primer paso en la restauración de la vegetación única que caracteriza a la costa portuguesa.
También se consideró fundamental la estructura artificial con los elementos naturales. Esto debía adaptarse el relieve existente, siendo invisible desde el entorno y teniendo una forma orgánica. Una vez que la intervención se encuentra en una zona natural con características muy especiales, la idea desarrollada a partir de la imagen de los patrones simples, característico de las dunas de arena y acantilados: los fractales.
Los acantilados se buscan principalmente como un espacio contemplativo y de reflexión. El curso fue diseñado y construido para integrar diferentes áreas de contemplación con diferentes alturas, dejando al usuario alcanzar puntos altos o fusionarse con el paisaje en lugares más discretos. Los lugares de interés en otras partes se dividieron en pequeñas plataformas que permitan a cada individuo tener su propio espacio, un poco de intimidad, e incluyen una silla giratoria, para que pueda elegir dónde desea dirigir su mirada.
Este proyecto fue un paso importante en la renaturalización de las áreas degradadas y crea condiciones para su recuperación. Por desgracia, aún queda mucho por hacer, especialmente en el control del nivel de las especies invasoras. Todos los materiales y técnicas de construcción fueron seleccionados teniendo preocupaciones ambientales, de seguridad y de durabilidad de la estructura.
Arquitecto Paisajista: Nádia Schilling
Ubicación: Foz do Arelho, Portugal
Año Proyecto: 2013Superficie:32000 m2
Concepto y diseño: Nádia Schilling
Cliente: Câmara Municipal de Caldas da Rainha, Agência Portuguesa do Ambiente
Arquitecto Consultor: Manuel Remédios
Ingeniero Consultor: Manuel Gomes - Consuljeto
Estimación Presupuestaria: Carlos Brochado
Fotografías: João Pombeiro
